miércoles, 22 de abril de 2015

Sin nombre

Somos cuerpos volubles
sintonizados por una mirada,
encaminados por un ansia,
atormentados por una separación.

Somos almas cantoras
de un mundo abismal,
de un sueño visceral,
de un duelo pasional.

Cuando los astros
coinciden en un compás,
arman una red de colores,
un bosque de sonidos,
y un anochecer de estrepitosas lluvias de emociones,
colisiones de sabores
y éxtasis de fragancias.

Dos estrellas intactas
fijan su trayecto
hacia dos
estrellas hermanas.

La luna
más sutil y magnífica
se retuerce
en una sonrisa

Las constelaciones
se esparcen
iluminando a todo
el que se asome.

Las ramas
más finas y fragantes
forman alianza
en el arbusto
más frondoso y colorido
que se pudiera
fabular.

Pero un rasgo llama
profundamente la atención;
¡y es que si hay algo que
no hace comunión
ni quiere acercarse
a sus espejos gemelos
son esos bellos
y deseados
contornos rosados
que emiten la voz
de lo oculto,
de lo sagrado,
la voz del viento
rozando
tu pelo...

martes, 14 de abril de 2015

Miradas esquivas - Incompleto



Miradas esquivas,
imágenes grises,
gritos ahogados,
viento intacto petrificado por las luces de un movimiento arrojado.
Soles almendrados,
sobre constelaciones esparcidas
de estrellas de miel
dibujadas como un tiro azaroso.
¿Por qué ocultas tu luz de mi figura?
¿Por qué me abandonas a la oscura profundidad de la soledad?

¿Cómo decir todo en palabras tan poco sentidas?
¿Cómo cantar la voz de otro a través de las cuerdas que posee el cuerpo?
¿Y cómo hacer entender a tal bella criatura que lo que añora este ser es contarle los secretos de la complicidad?
¿Cómo, finalmente, dejar salir la expresión de la fuerza más pura encontrada con la mirada más genuina y sincera?

Es el cuerpo
el que canta el canto ebrio
de tus ojos,
de tus ojos…

Es el alma
la que corea las voces
de tu respiración,
de tu respiración…

Es la voz
la que entona la melodía
de tu presencia,
de tu presencia…

Es el goce
que se funde con el dolor
de tu imposible,
de tu imposible…

viernes, 10 de abril de 2015

A-mor



Entre caminos aquietados y acechantes llamaradas de calor
es donde circula la preocupación primordial.
No poder amarte con total desenfreno,
no poder apreciarte con necesaria delicadeza,
no poder dibujarte en expresivo movimiento,
no poder imaginarte volando por cielos nocturnos,
no poder sentir tu figura infinita,
no poder mirarte desde el punto del encanto,
no poder comprenderte en libertad,
no poder amarte en todo lo que eres.

Ahí es donde nace la pregunta:
¿y cómo hacer para disponerme de una forma
en la que tú me aparezcas tremendamente maravillosa
en tu total y absoluta libertad?
¿y cómo amarte ahí donde los caminos de nuestra existencia
no se entrecruzan, sino que se alejan?
¿y cómo amarte ahí donde tu ser se expresa en su absoluta e infinita posibilidad?

Cuando se pone en riesgo la marcha
y peligra el piso de todo sostén,
la preocupación se ensancha
y surge la imposibilidad de no desear lo eterno.
Y es que no se puede comprender otra forma de existencia
que no signifique amarte en tu total libertad.
Y es que no se puede desear otra forma de amor
que el que no disponga decretos legales.
Y es que no se puede amar de otra forma
que no sea el amarte por entero,
en tu movimiento y tu lejanía,
en tu serenidad y tu sufrimiento,
en tu deseo y tu gozo,
en tu desprecio y tu pasión,
en tu libertad y tu amar.

Y cuando las aves dejan el nido del oscuro bosque
para aguardar las luces del amanecer,
tener tu bella presencia
en ese inmortal horizonte.

Que todo lo llena y todo lo es.

viernes, 3 de abril de 2015

La noche



Oscuridad, caminos desiertos y alambrados por acechantes voces.
Árboles que entrecruzan sus brazos con otros árboles,
se visten de negro y desdibujan sus límites.
El bosque esconde una dolorosa verdad:
“nada hay seguro dentro del reino de lo que mira hacia afuera”.

El hombre camina a tientas por el suelo del mundo,
se ha despojado de sus ojos
y ha aprendido a ver.
Ha comprendido la gravedad del ser,
ha descubierto el sendero oculto,
eso que escondió la luz,
y sólo puesto en el riesgo
es donde se revela lo grandioso.

Ahí donde se enfrentó con lo inconmensurable
se adueñó de él lo placentero;
la mezcla azarosa entre dolor y goce.
Ahí donde el espanto llama a los gritos más aterradores
el hombre toma noticia de la ausencia de lo sagrado.
Es por fin ahuyentado de sí mismo
y devuelto a su esencia.
Pero la nocturnidad no solo penetra y destruye
sino que renueva en pura aperturidad.

El hombre se mira las entrañas
y descubre su destino.
El hombre oye a los bosques hablar
y canta con ellos.
El hombre toca lo inmaterial
y lo escucha también.
El hombre le hace el amor al ser
y el ser hace al hombre en amor.
El hombre se reúne con el cosmos
y muere con él.

El hombre ha dejado de ser hombre,
el hombre ya no es más una cosa,
el hombre se convierte en símbolo
en el símbolo del ser.

Y ahí donde nace la noche, nace también el día.
Y ahí donde nace el dolor, nace también el goce.
Y ahí donde nace lo sublime, nace también lo grandioso.
Y ahí donde nace el hombre, nace también su muerte.

miércoles, 1 de abril de 2015

El amor escrito por Dios



Y de repente, los Dioses aparecían sentados en sus tronos de madera rojiza y telas perfectamente zurcidas de color crema. Con sus rostros fríos y enfurecidos a la vez hablaron en nombre de la verdad y el amor a la única hija, que tenían presente en el salón central de su impenetrable palacio de dos pisos. 

La hija, descubierta en sus fechorías, se enfrentaba a la justicia de sus padres los Dioses, quienes con tanta dedicación le habían dado todo en la vida. Seguridad, comodidad y un mundo lleno de lujos eran las palabras que desfilaban entre las bocas inapelables de los Dioses. Cualquier niño pobre anhelaría esos regalos divinos. En ningún momento nombraron el amor, más bien para los celestiales, eso era el amor.

Los Dioses, aprovechando la desesperación y la culpa de la hija por sus actos, le enseñaron qué debía amar, qué debía querer, qué debía aprender, qué debía conocer, qué debía hacer, y, por supuesto, qué no. Así ella no volvería a fallar, así ella no volvería a pecar, así ella no volvería a decidir. 

Esta es la breve historia de un momento de amor, el momento en el que los Dioses han amado a sus hijos desde el comienzo de los tiempos, cuando ellos mismos crearon a sus hijos. Cuando ellos les fundaron, cuando ellos les dieron el fundamento.

Aunque no todo ha sido color de rosa, muchas veces ha habido hijos rebeldes que han deseado romper con la verdad escrita con letras de amor sagrado. Por suerte, para el cumplimiento de la historia, no han logrado nada más que pensarlo y escribirlo, dependiendo del tiempo, en una carta, un libro, una servilleta, un diario de vida o en un estado de Facebook. Por suerte la gente que los ha leído sólo lo ha entendido como una historia fantástica y sin razón. Por suerte la gente que los ha leído ha reafirmado su creencia y devoción en los Dioses.

Por suerte nadie se ha dado cuenta que lo que estás leyendo no es más que una metáfora de los Dioses de tu hogar, esos a los que por siglos y siglos los hijos no han tenido más que obedecer, escuchar, amar y adorar. Todo en nombre del amor y de la verdad. Por suerte no te has dado cuenta que a quienes me refiero en esta pequeña fantasía sin sentido, son los padres, tus padres, los que, como un acto de perfección, te regalaron la vida.

¿Cómo?



¿Cómo?
¿Cómo enfrentarse a la oscuridad sin haberla penetrado alguna vez?
¿Cómo escribir en el cuerpo vidas que nunca llegan a serlo?
¿Cómo fundir la voz con el crujir de las hojas, con el sonido de las llamas de un árbol ardiendo, con las ondas que produce una gota que cae en un charco oculto en alguna caverna animal?
¿Cómo romper la piel que aleja al alma de su afección?
¿Cómo encontrar reunión entre la fuerza con la que corre la sangre por las venas y la lluvia que cae en una noche de invierno?
¿Cómo sentir el compás que marca el corazón en ritmo con las vibraciones de un huracán?
¿Cómo elevar el alma al juego de la vida?
¿Cómo reencontrar el camino a la caverna, a la antorcha que pálidamente alumbra los caminos del ensueño? ¿Cómo reanudar la viva canción oculta detrás de cada grito de dolor salvaje de todas las bestias del mundo? ¿Cómo conducir el rumbo hacia la expresión vital, a la dolorosa luz del mediodía y a la cálida y aterradora nocturnidad de la noche?
¿Cómo encontrar un respiro dentro de la tragedia?
¿Cómo hacer de la tragedia una afirmación?
¿Cómo fundir las almas del mundo para que en su realización se produzca el momento nupcial de los hombres con el cosmos?
¿Cómo arrojar el ser para que ahí donde la ley nos toque, afirmarla?