sábado, 14 de noviembre de 2015

Viento primaveral 7

Podría recopilar
coleccionar, cual apreciador de figuras intocables,
los momentos que han
cruzado entre mis ojos y los tuyos;
pero no le haría un buen homenaje
a mi deseo,
a tus constelaciones pomulares,
a tu espectro inquieto.

Más bien debería
echar a andar las alas,
seguir el rastro dejado por la estela,
de tus ingenuas y jóvenes piernas;
compartir el viento de los reflejos brillantes,
mover los músculos primerizos al son de tu inconsistencia
y hacer uno de donde se ven dos.

Como el río deviene finales impensados,
movimientos incomprensibles,
tú también te conduces
y
debieras saber
que el río
no comprende finales,
no anticipa su desembocadura.

Aunque quisiera ser el mar
al cual llegas
a buscarte en vida,
me podría conformar
con bañarme
en tus aguas...
un tiempo de compañía.

Y es que al menos
quisiera
fundirte con mi sangre,
llevarte a danzar la vida,
saborear el polvo de las estrellas,
no quiero cosas ínfimas...

Solo quisiera que llevemos a la existencia
a lo más alto,
solo quisiera que cosechemos belleza,
para que un día florezcamos hacia el éter,
solo quisiera,
por un instante
y por completo,
que abrazáramos el sol con todo nuestro ser.