domingo, 8 de enero de 2017

Arkhó

Un día quiso nacer
la descendencia del prodigio celestial
en un alma mortal,
en una carne pasión.

Pero los hombres ya reinaban
el cemento asesino,
y apuñalaban
cada corazón doliente.

Mas la conexión de las estrellas
siempre ha sido
sangre para el todo,
de su justicia no hay escapatoria.

Y como dejando
su nombre etéreo y mágico
se aparecieron como guardianas
de la vida
ahí

En la impresición del entendimiento,
en el océano visceral
donde los creadores y creados
se hacen uno