lunes, 15 de febrero de 2016

Recuerdos intempestivos de un incontenible padecer

El viento me ha acompañado
desde tu llegada...
En carrozas floreadas
entró por la puerta triunfal de mis entrañas
la infinita y paciente alegría
de tus pómulos centelleantes.

Cada noche era un experimento
de cómo imaginaba aquella venida
de tu cuerpo alzado en el fuego vibrante
de una pasión incontenible
en el sinuoso y boscoso camino
de este intrincado ser.

Las alucinaciones que pasaban por la mente
eran más que deseos
más que ilusiones
eran presagio del destino
que ofrecía los huesos a un bello padecer
y que entregaba la piel al encuentro melancólico
con el placer.

He sido testigo
de mi propia herida,
he sido autor
de mi beatificación más alta
y eso todo lo he sido
sin quererlo. (Abriendo
las cavidades venosas
al encuentro sangrante del alma
gemela)

Gemelas.
Como la noche y tu esencia.
Ambas hermanas mías.
Ambas susurrantes de un poder impostergable.
De la posibilidad de abrazar la muerte por vivir.

Y hoy
Recuerdos hacen recuperar tu vitalidad
De cómo el desenfreno irreflexivo de mis cuerdas vocales
En el lugar repleto de vidas impotentes
Se hicieron gozosas por la presencia imprudente...

De tus OJOS


Aquellos...
Dulces y mágicas luces
Que iluminaban un bote a medio mar en la noche más larga y oscura
Se aparecieron ante mi sorpresa
Para hablarme del destino y gritar sordamente:
"Vive" 

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