domingo, 10 de mayo de 2015

Susurro



El sonido del silencio
es ensordecedor
cuando dos cuerpos abiertos
no dan más de su calor.

Es difícil cantarle a la luna
la canción de tu ausencia,
porque el llanto
anuda las gargantas.

¿Cómo gritar los goces
de tu mirada furtiva?
¿Cómo entonar la vibración
del oculto pacto?
¿Cómo estallar el caos
que produce tu respiración?
¿Cómo hablar las lenguas
de la infinita comprensión?

El inocente entregar
de todo lo que se mueve,
se enfrenta al dejar partir
todo lo que aquieta.

La voz de la cándida pasión
es devorada por el gris de las cadenas,
que en su fuerza original
habitan los deseos de lo prohibido.

El fuego se oculta
en el quebradizo dolor de su paso,
en el cegamiento de lo que ilumina,
solo quiere consumar,
solo quiere darse al vuelo,
solo quiere peligrar.

El susurro es el camino
para el fuego prohibido,
para la voz de la pasión,
para el silencio de la guerra,
de los cuerpos extasiados
y encadenados
a un sueño liberador.

La complicidad se juega
en el peligro
en el deseo
en el goce
en el dolor
en la pasión
en el susurro.

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